viernes, 29 de marzo de 2013

ENOCH SOAMES [por Max Beerbohm]

Enoch Soamens es un cuento imprescindible, pues plantea es escencia el espíritu del escritor outsider, tal vez el de la gran mayoría de los escritores que de algún modo esperamos trascender con nuestras obras. Este es un cuento necesario, de tremenda factura, antalogado por Borges, Bioy Casares y Ocampo en "Antología de la Literatura Fantástica". Espero sea de su completo agrado. 

 Cuando el señor Holbrook Jackson dio al mundo un libro sobre la literatura del 90, busqué ansiosamente en el índice el nombre de SOAMES, ENOCH. Temía que no estuviese. Y no estaba. Sin embargo, figuraban todos los demás. Muchos escritores a quienes yo olvidara por completo o sólo recordaba vagamente, resucitaron ante mí, con sus obras, en las páginas del señor Holbrook Jackson. El libro era tan minucioso como brillante. 


De ahí que la omisión descubierta por mí fuese la evidencia más cabal de que el pobre Soames no había dejado huella alguna en la literatura de su década.


Creo que soy la única persona que lo notó... ¡tan lamentable había sido el fracaso de Soames! Y es inútil alegar que, si hubiera conquistado algún mediano éxito, quizá se habría esfumado de mi memoria, como los demás, para retornar tan sólo al llamado del historiador. Es cierto que si las dotes que poseía le hubieran sido reconocidas en vida, jamás habría celebrado el pacto que yo le vi celebrar... ese extraño pacto cuyos resultados le otorgaron para siempre un lugar en el primer plano de mis recuerdos. No obstante, es de esos mismos resultados de donde se desprende en toda su claridad cuánto hubo en él de lamentable.

sábado, 16 de marzo de 2013

EL HORLA [por Guy de Maupassant]

8 de mayo
¡Qué hermoso día! He pasado toda la mañana tendido sobre la hierba, delante de mi casa, bajo el enorme plátano que la cubre, la resguarda y le da sombra. Adoro esta región, y me gusta vivir aquí porque he echado raíces aquí, esas raíces profundas y delicadas que unen al hombre con la tierra donde nacieron y murieron sus abuelos, esas raíces que lo unen a lo que se piensa y a lo que se come, a las costumbres como a los alimentos, a los modismos regionales, a la forma de hablar de sus habitantes, a los perfumes de la tierra, de las aldeas y del aire mismo.


Adoro la casa donde he crecido. Desde mis ventanas veo el Sena que corre detrás del camino, a lo largo de mi jardín, casi dentro de mi casa, el grande y ancho Sena, cubierto de barcos, en el tramo entre Ruán y El Havre.


A lo lejos y a la izquierda, está Ruán, la vasta ciudad de techos azules, con sus numerosas y agudas torres góticas, delicadas o macizas, dominadas por la flecha de hierro de su catedral, y pobladas de campanas que tañen en el aire azul de las mañanas hermosas enviándome su suave y lejano murmullo de hierro, su canto de bronce que me llega con mayor o menor intensidad según que la brisa aumente o disminuya.


¡Qué hermosa mañana!


A eso de las once pasó frente a mi ventana un largo convoy de navíos arrastrados por un remolcador grande como una mosca, que jadeaba de fatiga lanzando por su chimenea un humo espeso.

miércoles, 13 de marzo de 2013

LA ARAÑA [por Hanns Heinz Ewers]

Este relato denominado "La Araña" del escritor alemán Hanns Heinz Ewers (1871-1943) tiene una serie de características narrativas muy interesantes para la época, pues mezcla narradores y formas de contar esta historia hipnotizante y fatal. El relato inicia con uno omniciente que nos situa en la habitación número 7 del pequeño hotel Stevens para dar paso a un diario de vida que permitirá que el lector ingrese en primera persona a este misterioso caso de sugestión y muerte. Este cuento policial fantástico se transforma así en una Lectura imprescindible que comparto con ustedes.
Y en eso reside la voluntad, que no muere.
¿Quién conoce los misterios de la voluntad, y su fuerza?
Glanvill.


     Cuando el estudiante de medicina Richard Bracquemont decidió ocupar la habitación número siete del pequeño hotel Stevens, situado en el número 6 de la rue Alfred Stevens, tres personas se habían ahorcado en esa misma habitación colgándose del dintel de la ventana en tres viernes sucesivos. El primero era un viajante de comercio suizo. Su cuerpo no se encontró hasta la tarde del domingo; pero el médico dedujo que su muerte debió de haberse producido entre las cinco y las seis de la tarde del viernes. El cuerpo colgaba de un robusto gancho hincado en el dintel de la ventana, que normalmente se utilizaba para colgar ropa. La ventana estaba cerrada. El muerto había utilizado el cordón de la cortina. Como la ventana era bastante baja, sus piernas arrastraban por el suelo casi hasta las rodillas. El suicida debió desarrollar, por tanto, una considerable fuerza de voluntad para llevar a cabo su propósito. Se comprobó además que estaba casado y que era padre de cuatro niños, así como que se encontraba en una situación completamente desahogada y segura y que era de talante jovial y estaba casi permanentemente satisfecho. No se encontró ningún escrito que pudiera tener relación con el suicidio, ni testamento alguno. Tampoco había hecho jamás manifestación alguna en ese sentido a ninguno de sus conocidos.

El segundo caso no era muy diferente. El artista Karl Krause, empleado como equilibrista sobre bicicleta en el cercano circo Medrano, alquiló la habitación número 7 dos días más tarde. Al no comparecer el siguiente viernes para su actuación, el director envió al hotel a un acomodador, que se lo encontró colgado del dintel de la ventana, exactamente en las mismas circunstancias (la habitación no había sido cerrada por dentro). Este suicidio no parecía menos misterioso: a sus veinticinco años, el prestigioso artista recibía un buen sueldo y parecía disfrutar plenamente de la vida. Una vez más no apareció nada escrito, ningún tipo de manifestación alusiva al caso. Dejaba a una anciana madre, a la que acostumbraba enviar puntualmente los primeros días de cada mes trescientos marcos para su manutención. Para la señora Dubonnet, propietaria del pequeño y barato hotel, cuya clientela estaba formada casi exclusivamente por miembros de los cercanos espectáculos de variedades de Montmartre, esta extraña segunda muerte en la misma habitación tuvo consecuencias ciertamente desagradables. Algunos de sus clientes abandonaron el hotel y otros huéspedes habituales regresaron. En vista de ello, acudió al comisario del distrito IX, al que conocía bien, el cual le prometió hacer cuanto estuviera en su mano para ayudarla. Así pues, no sólo prosiguió las investigaciones, tratando de averiguar con especial celo las razones de los suicidios de ambos huéspedes, sino que puso a su disposición a un oficial que se alojó en la misteriosa habitación.

domingo, 10 de marzo de 2013

EL ENTIERRO [por Lord Byron]



"El Entierro" es un cuento clásico de los relatos góticos escrito por el inglés Lord Byron (1788-1824) la acción se desarrolla en un cementerio en ruinas en medio del desierto mientras se dirigen a Efeso, pero uno de ellos va enfermo terminal y pide a su amigo un favor, el último, uno que no se puede negar a un moribundo. Les dejo con este magnífico cuento gótico dentro de las Lecturas imprescindibles.
A.A.C
  En el año de 17..., después de haber meditado algún tiempo sobre la posibilidad de viajar por tierras ignoradas por los viajeros, partí en compañía de un amigo, a quien me referiré como August Darvell.

Era unos años mayor que yo, un hombre de fortuna considerable y de familia aristocrática. Ventajas que él ni devaluaba ni estimaba gracias a su gran capacidad. Algunas circunstancias singulares en su historia personal lo habían convertido para mí en objeto de atención, interés y hasta de estimación, que no disminuían ni sus modales reservados ni los ocasionales atisbos de angustia que a veces le acercaban a la enajenación.

Yo era todavía un joven y había empezado a vivir temprano; pero mi intimidad con él era reciente: asistimos a las mismas escuelas y universidad; más su paso por ellas me había precedido, y él ya se había iniciado a fondo en lo que se ha llamado el mundo, mientras yo todavía permanecía en el noviciado. Durante ese tiempo, escuché abundantes detalles, tanto de su vida pasada como de la presente y, aunque en estas narraciones había muchas e irreconciliables contradicciones, podía yo inferir que él no era un ser común, sino alguien que, aun cuando se esforzara por no ser prosaico, seguía siendo notable.

sábado, 9 de marzo de 2013

¿QUÉ FUE ESO? [por Fitz-James O'Brien]

 
¿What was it
? es un cuento del escritor irlandés Fitz-James O'Brien (1828-1868) que se cuenta como antecedente en el desarrollo de lo invisible en la literatura fantástica decimonónica. Este relato sobre un ser desconocido a opinión de muchos inspira a Guy de Maupassant a escribir su magnífico "El Horla" el que ha su vez se convertirá en el precursor de una serie de cuentos y novelas que tratarán este tópico fantástico en que un ser desconocido y poderoso, invisible y deshumanizado mantendrá a sus protagonistas al borde de la locura. Con ustedes este magnífico cuento de terror como una Lectura Imprescindible para el género.

                                                                                                 A.A.C.

    Siento grandes escrúpulos, lo confieso, al abordar la extraña narración que estoy a punto de relatar. Los acontecimientos que me propongo detallar son de una índole tan singular que estoy completamente seguro de suscitar desacostumbradas dosis de incredulidad y desprecio. Las acepto de antemano. Confío en tener el suficiente valor literario para afrontar el escepticismo. Tras madura reflexión, he decidido narrar, de la manera mas sencilla y sincera que me sea posible, ciertos hechos misteriosos que pude observar el pasado mes de julio, y que no tienen precedentes en los anales de la física.

Vivo en Nueva York, en el número... de la calle Veintiséis. En cierto modo es una casa un tanto singular. Ha gozado en los dos últimos años de la fama de estar habitada por espíritus. Se trata de un enorme e impresionante edificio, rodeado de lo que antaño fuera un jardín, pero que ahora no es mas que un espacio verde destinado a tender al sol la colada.

La seca taza de lo que fue una fuente, y unos pocos frutales descuidados y sin podar, denotan que el lugar fue en otros tiempos un agradable y sombreado refugio, lleno de flores y frutos y del suave murmullo de las aguas. La casa es muy amplia. Un vestíbulo de majestuosas proporciones conduce a una amplia escalera de caracol, y las demás habitaciones son, igualmente, de impresionantes dimensiones. Fue construida hace unos quince o veinte años por el Sr. A., conocido hombre de negocios de Nueva York, que cinco años atrás sembró el pánico en el mundo de las finanzas a causa de un formidable fraude bancario. Como todos saben, el Sr. A. escapó a Europa y poco después murió de un ataque al corazón. Tan pronto como la noticia de su fallecimiento llegó a este país y fue debidamente verificada, corrió el rumor por la calle Veintiséis de que la casa número... estaba encantada.

La viuda del anterior propietario fue legalmente desposeída de la propiedad, la cual desde entonces fue únicamente habitada por un guarda y su mujer, puestos allí por el agente inmobiliario a cuyas manos había pasado para su alquiler o venta. El matrimonio declaró sentirse perturbado por ruidos sobre naturales. Las puertas se habrían solas. El escaso mobiliario disperso aún en las diferentes habitaciones era apilado durante la noche por manos desconocidas. Pies invisibles subían y bajaban la escalera en pleno día, acompañados del crujir de vestidos de seda igualmente invisibles, y del deslizar de imperceptibles manos a lo largo de la imponente balaustrada. El guardia y su mujer afirmaron no querer vivir mas tiempo en aquel lugar. El agente inmobiliario se rió, los despidió y puso a otros en su puesto. Los ruidos y las manifestaciones sobrenaturales continuaron. La historia se difundió por el vecindario, y la casa permaneció desocupada durante tres años. Varias personas trataron de alquilarla. Pero, de una forma u otra, antes de cerrar el trato se enteraban de los desagradables rumores y rehusaban concluir la operación.

HISTORIA DE FANTASMAS [por E. T. A. Hoffmann]

   Relato clásico sobre apariciones fantasmales del alemán E.T.A Hoffmann (1776-1822) Representante de la corriente blanca de la literatura fantástica que tiende hacia lo maravilloso y poético, de ambientes brumosos y melancólicos extraídos principalmente de la tradición oral germánica. Presenta un narrador testigo que nos brinda detalles valiosos y sostiene el misterio hasta el final. Les dejo un clásico para iniciar estas Lecturas Imprescindibles
                                                                A.A.C.
  
 Cipriano se puso de pie y empezó a pasear, según costumbre, siempre que su ser estaba embargado por algo muy importante y trataba de expresarse ordenadamente, y recorrió la habitación de un extremo a otro. 
 
Los amigos se sonrieron en silencio. Se podía leer en sus miradas: «¡Qué cosas tan fantásticas vamos a oír!» Cipriano se sentó y empezó así: 
 
Ya saben que hace algún tiempo, después de la última campaña, me hallaba en las posesiones del Coronel de P... El Coronel era un hombre alegre y jovial, así como su esposa era la tranquilidad y la ingenuidad en persona. 
 
Mientras yo permanecía allí, el hijo se encontraba en la armada, de modo que la familia se componía del matrimonio, de dos hijas y de una francesa que desempeñaba el cargo de una especie de gobernanta, no obstante estar las jóvenes fuera de la edad de ser gobernadas. La mayor era tan alegre y tan viva que rayaba en el desenfreno, no carente de espíritu; pero apenas podía dar cinco pasos sin danzar tres contradanzas, así como en la conversación saltaba de un tema a otro, infatigable en su actividad. Yo mismo presencié cómo en el espacio de diez minutos hizo punto... leyó..., cantó..., bailó, y que en un momento lloró por el pobre primo que había quedado en el campo de batalla y aún con lágrimas en los ojos prorrumpió en una sonora carcajada, cuando la francesa echó sin querer la dosis de rapé en el hocico del faldero, que al punto comenzó a estornudar, y la vieja a lamentarse: «Ah, che fatalità! Ah carino, poverino!» Acostumbraba a hablar al susodicho faldero sólo en italiano, pues era oriundo de Padua. 
 
Por lo demás, la señorita era la rubia más encantadora que podía imaginarse, y en todos sus extraños caprichos dominaba la amabilidad y la gracia, de manera que ejercía una fascinación irresistible, como sin querer. La hermana más joven, que se llamaba Adelgunda, ofrecía el ejemplo contrario. En vano trato de buscar palabras para expresarles el efecto maravilloso que causó en mí esta criatura la primera vez que la vi. Imaginen la figura más bella y el semblante más hermoso. Aunque una palidez mortal cubría sus mejillas, y su cuerpo se movía suavemente, despacio, con acompasado andar, y cuando una palabra apenas musitada salía de sus labios entreabiertos y resonaba en el amplio salón, se sentía uno estremecido por un miedo fantasmal. 
 
Pronto me sobrepuse a esta sensación de terror, y como pudiese entablar conversación con esta muchacha tan reservada, llegué a la conclusión de que lo raro y lo fantasmagórico de su figura sólo residía en su aspecto, que no dejaba traslucir lo más mínimo de su interior. De lo poco que habló la joven se dejaba traslucir una dulce feminidad, un gran sentido común y un carácter amable. No había huella de tensión alguna, así como la sonrisa dolorosa y la mirada empañada de lágrimas no eran síntoma de ninguna enfermedad física que pudiera influir en el carácter de esta delicada criatura.